martes, 2 de diciembre de 2008

En La Habana, y en general en las ciudades más importantes de la Cuba de Fidel Castro, se da un fenómeno no previsto por el marxismo: los comerciantes y vendedores de la miseria y de la pobreza. Personas andrajosas y llenas de harapos ofrecen desde cigarrillos, pasando por jabones, dulces, etc, hasta todo tipo de útiles y herramientas. Lo primero que uno se pregunta es de dónde sacan todas estas personas tales productos y mercancías. ¿Sabe el gobierno de estos mercados ambulantes?. ¿Cómo se establecen los precios?. Lo curioso del caso es que si se va a los establecimientos oficiales donde debieran existir tales productos, no los hay. Obviamente, a la gente le resulta mucho más fácil obtener algo en estos mercadillos, que en las tiendas autorizadas para ello.Todo este fenómeno tiene su origen en los bajísimos salarios que el Estado paga a los trabajadores, unido al escaso valor adquisitivo del peso cubano, que no tiene nada que ver con el peso convertible. Si a esto añadimos que el mercado está dolarizado y que, como ya dijimos anteriormente, los trabajadores cobran en pesos cubanos, tendremos las justificaciones de tal fenómeno.
Los productos y mercancías son robados por los pobres cubanos en las empresas del Estado, a pesar de que los sistemas de vigilancia y los castigos son severísimos. El pueblo se ve obligado al hurto para compensar la deficiencia salarial.Ejemplo. Un producto de uso diario, por ejemplo una pastilla de jabón, cuesta aproximadamente 8 pesos. El cubano recibe a través de la cartilla de racionamiento (Libreta de Abastecimientos), una al mes. Tiene que recurrir al vendedor ambulante, el cual ha sido abastecido por el trabajador que, a su vez, lo ha robado en la fábrica. De esta forma el vendedor fija un precio asequible para el demandante, 5 o 6 pesos, con lo cual el problema queda solucionado.Al gobierno no le queda más remedio que hacerse el sueco para evitar una protesta social, permitiendo que el pueblo vaya tirando con este mercado negro.Otro aspecto en el que se nota la pobreza es en el de la vivienda. Ampliar, comprar o construir una vivienda es prácticamente imposible, ya que el gobierno considera tal actividad como ilegal. En el año 2.000 el Estado requisó más de 1.400 viviendas e impuso multas por un valor total de millón y medio de dólares, cobrados en esta moneda.El alquiler de viviendas está reservado a un pequeño sector privado, siempre en beneficio de turistas extranjeros que paguen en dólares. Tales alquileres están sometidos a unos fuertes tributos y estrechamente vigilados por el Comité de Defensa de la Revolución que, dicho sea de paso, vigila cada "cuadra".El propio gobierno cubano reconoce que de los once millones de habitantes que aproximadamente tiene la isla, casi 5.000.000 (un 45 %) viven en 1.400.000 inmuebles en muy mal estado.
El déficit de vivienda constituye un grave problema social que incide directamente sobre las familias, ya que en una sola casa pueden vivir hasta tres generaciones sin tener, además, un espacio propio.
En fin, la pobreza de Cuba no es el resultado de oscuras conspiraciones o del "saqueo imperialista". La pobreza en Cuba es debido a que no hay propiedad privada, a que no hay estado de derecho, a que la sociedad civil no es la protagonista en el terreno económico, etc.Otro asunto deprimente, es el de la cultura. A pesar de que la propaganda machacona del régimen dice que el pueblo cubano es una de los más cultos del mundo, es una gran mentira. No puede haber cultura cuando los artistas, escritores, intelectuales, etc están llenos de prejuicios ideológicos y de temores y tienen que pertenecer a la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba). Esto provoca un enorme éxodo de escritores, artistas, músicos, literatos, profesionales de la danza, etc., que quieren expresarse libremente, ya que cualquier tipo de iniciativa privada es abolido automáticamente. Existe un culto dogmático al artista creador oficial que impide, mutila y acalla cualquier idea que pueda enriquecer la cultura. El producto artístico tiene que ser unidireccional. No existe pensamiento divergente. Cualquier tipo de expresión cultural que se inmiscuya en los terrenos vedados por el dogma oficial, es rechazado por los funcionarios de la cultura castrista calificándolo de irreverente, sucumbiendo bajo la censura del realismo marxista, que obstaculiza el desarrollo de la libertad de expresión. Este realismo marxista es el que mide la bondad, la calidad, etc, de la obra en cuestión. El propio Gramsci no lo haría mejor.
Lo curioso del caso es que el régimen cubano se considera libre y, sin embargo, atropella la libertad de los ciudadanos todos los días. Postula la igualdad y, por el contrario, crea privilegios y desigualdades con los miembros de la "nomenclatura". Preconiza la verdad, aunque esté asentado en una monstruosa organización de la infamia, el engaño y la mentira.
Obras y escritos de Groucho Marx, Carl Sagan, Stephen King, John Steinbeck, etc., no se permiten en Cuba porque tienen "intenciones subversivas". También fue prohibida una serie de dibujos animados argentinos protagonizada por un muñeco, "Didu", que fue tachado de capitalista, lo mismo que los personajes de Walt Disney. Trazan está prohibido por "colonialista y racista". Superman por imperialista.
¿Cómo puede haber cultura en un país en donde el partido comunista, único, ha penetrado en todas las instituciones, transformando y limitando todos los medios de comunicación?. Desde la óptica marxista-leninista, todo esto es lógico. Lenin creó en su día el Departamento de Agitación y Propaganda - Agitprop - con el que el arte, la cultura, la educación y los medios, quedaron subordinados al sistema.
Otro aspecto curioso son las tribunas abiertas y las "mesas combatientes", que son obligatorias una vez a la semana. En estos "eventos", en vez de exponer y contrastar ideas, solamente sirven para confirmar el "apoyo colectivo e incondicional al gobierno".
Otro grifo cerrado a la cultura, es la negativa del gobierno cubano a que el pueblo pueda acceder libremente a Internet. La organización Reporteros sin Fronteras publicó un informe intitulado "Internet vigilado. Las trabas a la circulación de la información en la Red". Dentro de este informe hay un capítulo dedicado a Cuba ("Cuba: Internet bajo vigilancia") en el que se puede leer: "acceso sometido a permisos y un racionamiento de los equipos necesarios, Internet es un fenómeno limitado y bajo severa vigilancia y accesible sólo a personas autorizadas". En el decreto-ley número 209 de 1.996, promulgado por el gobierno cubano intitulado "Acceso desde la República de Cuba a la red informática global", dice que "no se puede utilizar violando los principios morales de la sociedad cubana y los textos legales del país. Los mensajes electrónicos no deben comprometer la seguridad nacional".
A pesar de todas estas restricciones el ministro cubano de Informática y Comunicaciones, tiene el cinismo de decir que el "uso social que se le da en la isla es el más democrático y masivo de todos los países del Tercer Mundo".
El escritor cubano Antonio José Ponte, ha denunciado la hipocresía cultural del régimen castrista, manifestando: "La prohibición del Internet pretende hacer creíbles las páginas que conforma el diario oficial Granma. Las noticias del exterior llegan a la vida cubana filtradas y tergiversadas por los 3 o 4 periodistas que reúnen sus aburrimientos cada tarde en mesas redondas televisadas". Y continúa: "Es un espectáculo hipócrita que en un país de gobierno inamovible se promuevan cientos de páginas digitales cuando el ciudadano cubano no tiene libre acceso a Internet".

No hay comentarios: